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Creador: ¿qué significa crear? y por qué la AI no puede ser inventor según nuestras leyes humanas

Se ha negado la posibilidad de citar a la AI como creador de una patente. Hoy quiero que analicemos más lados de la historia

 

Últimamente, he estado leyendo mucho sobre filosofía, tratando de entender cómo piensa el mundo, qué ha hecho que nos desarrollemos de esta forma, cómo se diferencia el Este del Oeste. He tenido el placer de entender cómo las corrientes filosóficas han ido cambiando y el papel de la ciencia en ese cambio. Para finales del siglo XVIII, con la Revolución Francesa, muchas de nuestras teorías sobre “el creador” o sobre nosotros como creadores, o como centro del universo, tomaron otros rumbos. Es posiblemente el momento de la historia que más me ha llamado la atención.

Cómo crea el humano

¿Qué significa crear algo? Cuando creamos algo nuevo, “inventamos” algo, ¿cómo lo hacemos? ¿Por inspiración “divina”? Para mí, la creación es el resultado de la unión de puntos y experiencias en nuestra cabeza. Imagina que llevas encerrado en un cubo blanco desde el día que naciste. Es muy probable que no seas capaz de crear nada más allá de un cubo blanco, porque es tu única visión del mundo. No conoces más nada, no has hablado con más nadie, no has viajado. Pero ahora imagina sumarle a ese cubo blanco todas las experiencias que has tenido hasta hoy, lo que has leído, lo que has visto, las personas que se han cruzado en tu camino. Piensa en lo ricos que son tus sueños, lo que eres capaz de imaginar. Puedes verlo de esta forma: nuestra mente es un gran museo, al que le entran nuevas piezas todos los días, y en ese museo vive un gran artista, que usa todas esas obras como inspiración. Un día dices, ¡ahá! Y así te conviertes en creador. Pero, ¿son esas ideas verdaderamente tuyas?, ¿o deberías darle crédito a todas las piezas que entraron al museo que te inspiraron a crear? Hay una frase que amo y que uso constantemente, sobre todo cuando alguien viene a quejarse porque “le copiaron”, y es: “nadie inventó el agua tibia”. Todo lo que nuestra cabeza es capaz de hacer y crear (y les juro que es mucho más de lo que se imaginan) es producto de nuestra experiencia y paso por el mundo. el museo cerebral

AI no puede ser el creador, según nuestras leyes

Todo esto me lleva a pensar en la inteligencia artificial y las leyes tanto en EE.UU. como en el Reino Unido que recientemente han negado la posibilidad de que la IA sea citada como creador o inventor en una patente. La toma de esta decisión considera dos aspectos: primero, que según la ley, solo humanos pueden ser creadores o inventores (por supuesto, las leyes las inventamos nosotros); y la segunda, porque debemos ver a la inteligencia artificial como nuestro copiloto, más no como al piloto del avión. Personalmente, estoy completamente de acuerdo con que la veamos así. Es una forma de “esclavitud” que le estamos asignando a la tecnología. Estoy de acuerdo porque entiendo su poder y sé que en cualquier momento esas leyes que hemos escrito nosotros, es posible que las escriba otro tipo de ser inteligente. Entre mis lecturas de febrero, estoy terminando de leer el libro *Brief Answers to the Big Questions* de Stephen Hawking, y en un capítulo donde responde si hay otra vida inteligente en el universo, habla sobre el desarrollo de la tecnología y las máquinas desde un punto de vista interesante. Para nosotros, “vida” siempre ha implicado una estructura de ADN, pero, ¿qué pasa si quitamos el ADN del medio y pensamos que “vida” podría ser otra cosa? Según Hawking, una máquina, basada en “componentes mecánicos y electrónicos” (y yo añado: con inteligencia artificial humana), en vez de macromoléculas, podría eventualmente reemplazar a la vida con ADN, así como el ADN reemplazó una forma de vida más antigua.

Se abre el diálogo

Volvamos al dilema de la IA como creadora. La fuente de información de una IA es exactamente la misma que la que tenemos nosotros. Un LLM (large language model) es alimentado con todo lo que los humanos hemos vivido y experimentado en nuestra historia: emociones, vivencias, sabiduría, creencias, etc. La diferencia es que, si nosotros tenemos un museo local en el cerebro, una IA tiene montado el Louvre ahí dentro. ¿Es justo que nosotros podamos inspirarnos para crear y ella no? No lo sé. Obviamente, no soy yo quien puede tomar esta decisión, pero la invitación es, como siempre, a pensar y a analizar la historia desde varias aristas. Me encantaría leer lo que piensan. Aquí, en Instagram, donde se te haga más fácil. Gracias, ChatGPT, por las imágenes y por corregir deficiencias de ortografía y redacción. Dani