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En los últimos años, la forma de consumo ha cambiado. En la actualidad, vivimos en un mundo donde se pagan estancias por horas, alquiler de servicios por minutos o incluso se comparte una experiencia con otro desconocido. Las marcas han sabido adaptarse rápido a estos cambios y sus consumidores son conscientes de ello por lo que, en esta situación no esperan menos.

Por otro lado, los esfuerzos de los consumidores por tener todo bajo control, tanto a nivel personal como profesional, están haciendo que cada vez más los consumidores se sientan agotados.

En medio de un creciente enfoque en el bienestar a causa de la crisis del COVID-19,

las personas se enfrentan al impacto de los estilos de vida siempre activos. Ahora, esos consumidores buscarán marcas para ayudarlos a combatir este agotamiento.

Entonces, aquí hay una manera para que las marcas de belleza respondan con agilidad y empatía. A medida que desaparece el negocio normal, ¿Puede este sector aprovechar su experiencia y reutilizar recursos inactivos para satisfacer las necesidades cambiantes de los consumidores?

Esta tarde hemos tenido la oportunidad de hablar con tres expertos de este sector: Irma Ugarte, directora de marketing de Sephora España, Olga Seisdedos, directora de Garnier l’Oreal y Álvaro Kruse, influencer y fundador de Krash Kosmetics nos han estado explicando cuáles serán las tendencias de consumo a partir de este momento y dónde tiene la cabeza el consumidor a la hora de percibir una marca.

Tras la llegada del COVID-19, Irma nos explica que el consumidor está mucho más volcado en el cuidado personal. En sector de belleza, siempre han estado presentes las mascarillas o cremas, pero ahora mismo, este tipo de producto está cogiendo mucha fuerza y es que el consumidor quiere sentirse cuidado por dentro y por fuera.

Estamos en un momento donde la autenticidad será algo que se demanden mucho más a las marcas de belleza. Por ende, podríamos hablar de una transformación en este sector y una evolución en este sentido. Además, a eso se le suma la redefinición de los cánones de belleza que ya venía “pisando fuerte”.

Desde el sector de bienestar y belleza tienen claro que, ya no son el retail de belleza, sino un canal de contenido de belleza auténtica y real.

Todos están de acuerdo en que los tiempos de crisis son oportunidades de reinvención y para las PYMES, que tienen la agilidad de pivotar a su favor.  Este es el momento de hacerlo.

Por otro lado, Olga cree que se deberán incorporar mecánicas promocionales que generen tráfico nuevamente hacia el local/tienda, para incrementar el consumo y por tanto, las ventas.

Tras estas intervenciones entendemos que las principales tendencias que van a coger fuerza tras el coronavirus serán: la digitalización, el empoderamiento del consumidor sobre el proceso de compra y la importancia de la generación de confianza entre consumidor y negocio.

En cuanto a vía de consumo, el e-commerce se ha asentado y será uno de los principales canales que usará el consumidor para poder hacer esa compra final. Olga nos apunta que, a la vuelta al consumo, los negocios se encontrarán un nuevo consumidor más empoderado, más omnicanal y mucho más solidario. Los tres ponentes están de acuerdo en que se encontrarán con un consumidor mucho más exigente y marcas mucho más flexibles, empáticas y sostenibles.

En situaciones como la que estamos viviendo aumenta ese deseo de sentirnos seguros de nosotros mismos y, sobre todo, seguros del ambiente que nos rodea.

En cuanto las tiendas puedan abrir, el sector de la cosmética será el que más tendrá que volcarse en esta seguridad dado que, para poder vender su producto se está acostumbrado testarlo previamente en la propia piel del consumidor.

En este caso, Irma nos cuenta que se va a desarrollar un nuevo rol de la beauty advisor dentro de las tiendas. Implementarán un modelo de coaching hacia el cliente y el uso de testers estará limitado. Precisamente, dicen que serán muy cautos e incluso tendrán esas muestras bajo llave.

Y para concluir, el influencer Álvaro Kruse nos da el consejo de persistir, adaptarnos y ofrecer esa escucha activa que tanto necesita el cliente en estos momentos.